The Fallen es la continuación de The Outside, la sorprendente novela de Ada Hoffman que mezclaba horrores lovecraftianos del espacio exterior con personajes neuroatípicos. En esta ocasión, Hoffman deja un poco de lado la space opera para centrar la narración en un solo planeta, que se vio transformado en gran parte por los sucesos acontecidos en la entrega anterior.
The Fallen es una novela de personajes y de sus relaciones. Lo que más me maravilla es el amplio espectro de condiciones neuroatípicas que aparecen durante la lectura, algunas consecuencia de lo que pasa en The Outside pero otras preexistentes. Me parece especialmente encomiable cómo la autora hace hincapié en la adaptación al entorno de estos personajes con características tan particulares y cómo la red de interconexiones creada entre ellos ayuda a cada uno a encontrar su lugar.
La forma escogida para narrar la historia, con relación a los acontecimientos en un pasado reciente y en un pasado remoto me parece también muy acertada, porque así podemos conocer más a fondo a los antagonistas, sus motivaciones y su desarrollo. Lo que quizá era uno de los puntos débiles de The Outside se vuelve uno de los pilares de The Fallen y eso no debe haber sido para nada fácil.
Dentro de mi desconocimiento, me ha dado que pensar el hecho de relacionar los trastornos de personalidad múltiple como precursor de las mentes colmena, algo que tendrá un impacto importante en el desarrollo de la historia.
Una cosa que me resulta difícil de creer es que los dioses permitan una suerte de resistencia pasiva que puede ser el germen que derive en una auténtica revolución, como si les interesara mucho la opinión pública del resto de sectores, mientras que por otro lado sabemos sin lugar a duda que son seres crueles, veleidosos y que conceden una importancia casi nula a los intereses humanos.
The Fallen no es una lectura especialmente fácil, aunque es bastante más asequible que The Outside precisamente porque el mayor esfuerzo de presentación del mundo ya se hizo en la primera novela. No sería justo clasificar este libro como una novela de transición, pero es verdad que deja muchos cabos sueltos destinados (espero) a ser atados en la siguiente entrega.