The Grief of Stones es la continuación directa de The Witness for the Dead, así que seguiremos las andanzas de Celehar mientras desarrollas sus funciones como prelado y Testigo de los Muertos.
Katherine Addison ha logrado con solo dos libros (tres, si tenemos en cuenta The Goblin Emperor) crear un universo tan atractivo como calmado, convirtiendo la ciudad de Amalo en un remanso de paz y una oportunidad de relajación para el lector. Es una zona de confort en la que sabes lo que vas a encontrar y disfrutas del camino. Con esto no quiero decir que no haya momentos de tensión en la novela, ya que al fin y al cabo el protagonista es una especie de forense que habla con los fantasmas muertos en extrañas circunstancias, pero está escrito de una manera pausada y tranquila, no busca sorprender si no acompañar. Un amigo mío definió estos libros como slice of life, ya que acompañamos al protagonista durante varios días de su vida y vemos cómo va afrontando las diversas peticiones que le llegan a su despacho. Hay un misterio principal, pero está acompañado de otras solicitudes que complementan este relato como una suerte de mosaico que nos permitirá ver las perspectiva completa.
También resulta entrañable la red de amistades que ha ido tejiendo el protagonista, al que su propia modestia y falta de confianza en sí mismo coloca en situaciones algo incómodas, ya que es incapaz de comprender que haya gente a la que le importe su porvenir.
En cuanto a la prosa, se adapta muy bien a este ritmo cachazudo y parsimonioso, aderezado con mucha terminología inventada, sobre todo para el tratamiento formal entre las personas que dialogan que a veces puede resultar un tanto enrevesado, pero que no se convierte en un impedimento para el disfrute de la lectura.
También es cierto que el “misterio” en sí no es nada complejo y se puede incluso intuir cuál será el discurrir de la investigación, este libro es más de disfrutar el viaje que de llegar al final, de entretenerse en cada pequeño detalle y conversación. Un libro más que recomendable para reconfortar el corazón.