No he conseguido conectar con esta historia de Broke Bolander. Los hechos históricos que le sirvieron de inspiración me resultan interesantes, al menos el tema de las chicas del radio, por su connotación en la mejora de los derechos de los trabajadores, así que en un principio no me faltaban ganas de leerlo.
Sin embargo, el estilo de Bolander es demasiado agresivo para mí. Cada párrafo es un puñetazo directo al lector, pero con tanta saña que acaba cansando. El lenguaje utilizado, también mutilado y retorcido no ayuda a la comprensión, aunque reconozco que este es un problema personal y hay otros lectores a quienes les puede encantar.
Es una pena, porque el resto de la historia sigue resultando atractiva. Formalmente me gusta la forma desestructurada y desordenada de presentar cada parte, como si fuera un rompecabezas que hubiera que resolver. Aunque la idea de irradiar a los elefantes como señal de aviso permanente de las zonas radiactivas merece un WTF! bastante sonoro, cosas más raras se han visto (los hipopótamos de Sarah Gailey sin ir más lejos, también inspirados en un hecho real). Otras ideas, como la intercomunicación entre elefantes, aunque también parecen rebuscadas le dan más colorido a la narración.
Temáticamente trata tantas reivindicaciones que resulta sorprendente que haya sido posible condensarlas en tan pocas páginas. Desde el maltrato animal a las condiciones laborales que mencionaba antes, pasando por el tratamiento de los residuos radiactivos y mucho más temas. Es una pena que el estilo no me agrade, que me saque de la lectura. Si hubiera estado escrito de otra manera creo que lo hubiera apreciado más. Si hubiera estado escrito de otra manera, no sería Bolander.