Me he visto gratamente sorprendida por The Pomegranate Gate, la primera entrega de The Mirror Realm Cycle de Ariel Kaplan. Me llamaba mucho la atención el momento histórico simulado en la historia, con la expulsión de los judíos sefardíes de España, un poco como cuando supe que The Bird King de G. Willow Wilson transcurría en la Alhambra. Pero me he encontrado mucho más de lo que esperaba.
Kaplan ha logrado crear un mundo fantástico repleto de lirismo y magia, con raíces en el judaísmo pero con toques de trascendencia política. La acción se desarrolla simultáneamente en dos mundos, el humano y el mágico de los Maziks, unido solamente durante las noches de luna llena gracias al portal del título. La narración recae principalmente sobre dos personajes (aunque hay más puntos de vista), Toba Peres y Naftaly Cresques, dos seres aparentemente humanos pero tocados por algún don que les hace diferentes a los demás y que en muchas ocasiones les ha condenado al ostracismo. Me gusta la voz que la autora le da a cada uno, dos personas buenas que se ven arrolladas por las circunstancias pero que siguen intentando tomar siempre la decisión adecuada aunque quizá no sea la que más se avenga a sus intereses. La decisión de expulsar a los judíos que no se conviertan al cristianismo de su hogar, impulsará a miles de personas a un viaje sin un destino claro y nuestros dos protagonistas se verán arrastrados por la marea, pero con un fin mucho más inquietante.
Me encanta la representación del mundo mágico de los Maziks, en una imagen especular pero deformada de la geografía y política del mundo humano. Mientras que en uno de los mundos tenemos la Inquisición, en el otro sufren la presencia de La Cacería. Pero en todas partes cuecen habas y las intrigas políticas están a la orden del día y arrastrarán a los dos a una huida en la que irán descubriendo sus especiales capacidades y se aclararán sus orígenes, supuestamente mundanos.
Me gustaría sobre todo hacer hincapié en un personaje secundario que primero parece no tener apenas relevancia, Elena, la abuela de Toba, pero que luego adquiere un rol fundamental. ¡Por fin un personaje femenino de más o menos avanzada edad con importancia en un mundo fantástico! Me apasiona como se referencia la sabiduría popular que muchas veces se desprecia pero que contiene perlas de conocimiento. Mención aparte merece también la señora mayor que ni siquiera recibe nombre en todo el libro pero sin cuya presencia Naftaly estaría totalmente perdido.
La novela va creciendo conforme va avanzando, con unas ramificaciones inesperadas que hacen que sea prácticamente imprescindible leer la segunda entrega no solo para comprender toda la historia si no para continuar disfrutando de las apasionantes aventuras de los personajes. Y es que el último cuarto del libro los componen bofetadas constantes de revelaciones inesperadas que te hacen mirar a los capítulos anteriores con otros ojos. La intriga está muy pero que muy bien utilizada a lo largo de toda la novela, pero como digo esa última parte es de las que te pega a las páginas y te deja sin dormir hasta que acabas de leer. Os recomiendo mucho esta lectura, no os arrepentiréis.