La “Singularidad”, una teoría popularizada por Vernor Vinge, y sus posteriores consecuencias son un decorado muy apetecible para cualquier escritor de ciencia ficción. La idea de que debido al progreso tecnológico y a la aparición de la inteligencia sobrehumana los cambios sociales serán de tal envergadura que ningún ente anterior a esta singularidad podrá comprenderlos o predecirlos es terreno sembrado para la ficción especulativa.
El finlandés Hannu Rajaniemi toma este escenario para desarrollar su primera novela The quantum thief. Y vaya primera novela. La acción comienza con el azaroso rescate del protagonista de la historia, Jean le Flambeur, de una cárcel virtual inexpugnable. Este asalto es llevado a cabo por Mieli, una guerrera de la nube de Oort y su nave Perhonen con el fin de utilizar las habilidades cleptómanas del ladrón en Oubliette, una ciudad de Marte donde Jean tiene guardados sus recuerdos.
Al mismo tiempo, Isidore Beautrelet, un estudiante de arquitectura, está llevando a cabo una investigación sobre el robo de mentes en esta ciudad por parte de los piratas mentales llamados ”gogol”. Ya en este primer caso la resolución es sorprendente y nos da pistas de que el libro no seguirá por cauces convencionales. Nunca volveré a tomar chocolate con la misma tranquilidad.
La terminología empleada es compleja y requiere de un esfuerzo por parte del lector para entender qué es lo que está pasando, ya que hay muchas facciones implicadas y no siempre resulta fácil entender cuáles son los objetivos de cada cual. En este caso, resulta extraordinariamente útil el uso de un glosario, como éste. Sin embargo, una vez superada esta dificultad inicial, la recompensa será grande, ya que nos encontramos ante una obra original que va mejorando conforme avanzan las páginas, hasta alcanzar un clímax que, para no variar, nos deja con ganas de más. La continuación de esta novela ya está publicada en inglés, The fractal prince.
Los derechos de The quantum thief en español los tiene Bibliópolis, pero desafortunadamente su publicación no tiene fecha definitiva. Creo que será todo un desafío para el traductor Manuel de los Reyes captar todas las referencias que el autor ha volcado en el libro (por ejemplo, las palabras de origen hebreo como gevulot o tzaddikim) y el vocabulario cuántico al español, pero espero ansiosa el resultado.
Y si leer sobre post-singularidad te deja con ganas de más, te recomiedo La edad de oro de John C. Wright, curiosamente también de Bibliópolis. Una lectura retadora y compleja pero que merece la pena.
Es un libro al que le tengo ganas y me da pereza a partes iguales. Más que por su dificultad “cuántica” (yo no soy de fisicas) me echa un poco para atrás que el argumento se base en el “todo vale” con el pretexto de la física cuántica. ¿Es así?
No me parece que sea un “todo vale”. Tiene una forma elegante de resolver los temas computacionales relacionados con la física cuántica, por ejemplo, cuando se quiere pasar información de una persona a otra se crea una “comemoria” en la memoria externa a la que acceden todos de forma que el individuo que recibe la información “recuerda” lo que necesitaba saber. Por poner otro ejemplo, los proyectiles que se utilizan en el espacio son autopropulsados para esquivar el tema del retroceso y la falta de atmósfera. Ahora bien, también hay otros momentos en los que hay que realizar un ejercicio mental para creer lo que te dice, pero quizá esto sea debido a mi desconocimiento, no al autor. Yo creo que deberías darle una oportunidad.
Sin duda se la daré, pero quién sabe cuando lo liberará La Pila 😉
La pila es una ansiosa… no hay forma de que suelte los libros. Y desde que está la pila física y la virtual, ni te cuento.
Estimada Leticia, quizá te interese saber que, por una de esas felices casualidades de la vida, está previsto que una revista especializada me publique este mismo mes un extenso artículo sobre la traducción al español de The Quantum Thief. Como me ocurriera con La chica mecánica en su día, la novela de Rajaniemi me ha «perseguido», por así decirlo, desde que la leyera en su día como aficionado de a pie, hasta infiltrarse soterradamente en mi currículo profesional. Un trabajo no exento de retos y desafíos, pero sin duda placentero y sumamente gratificante.
Lo primero, bienvenido a mi blog.
¡Claro que me interesa! Aunque supongo que al ser una revista especializada quedará fuera de mi alcance, pero si es algún tipo de revista digital o podemos enlazarla, lo pondré enseguida en la entrada.
No me habia fijado en que habías traducido también The Windup Girl, yo la leí en inglés… Pues también debió ser un hueso duro de roer con los motores y los neovirus y demás. Tu trabajo debe ser muy interesante, ¿tienes alguna página donde se vean tus trabajos? A ver si he leído alguno.
Gracias por la bienvenida, y enhorabuena por el blog, cuyas entradas sigo religiosamente. La revista es La Linterna del Traductor, digital y gratuita. Cuando salga, dejaré un nuevo comentario con el enlace en cuestión.
En mi página web encontrarás una sección de bibliografía bastante exhaustiva, además de muestras de mi trabajo, vídeos, entrevistas… http://www.manueldelosreyes.com/p/bibliografia.html
Pues me he leído bastantes, pero la verdad… la que más mérito me parece que tiene es Visión Ciega. ¡Es un libro muy difícil!
Me estaba planteando que mi siguiente lectura fuese esta novela pero no sé si en estos momentos es lo más conveniente (cosas mías). Tarde o temprano caerá.
Muy buena “La Edad de Oro”. Una pasada, al principio te caes de culos (con perdón) por la cantidad de sense of wonder que nos ofrece Wright, empezando por el increíble “dramatis personae” y el primer capítulo del encuentro del protagonista con el extraño.
¿Has leído las continuaciones?.
De Wright leí los tres libros en español. En los siguientes baja un poco el nivel, pero aún así son recomendables. Recuerdo que en casa estábamos todo el día Faetón para arriba, Faetón para abajo.