Me pasa a veces que aunque hay libros que están catalogados como ciencia ficción o fantasía, me cuesta muchísimo trabajo encontrarles el más mínimo rastro de género. Con The Black Crescent había que hacer un poco de peripecia mental, pero con The Rumor Game hace falta un doble mortal carpado hacia atrás con tirabuzón.
Dejando de lado este hecho, me he encontrado con un libro muy agradable de leer, situado en Boston justo cuando Estados Unidos entró en la segunda guerra mundial, que trata el tema de la desinformación y los rumores que se esparcen para desequilibrar las estructuras de gobierno o para perjudicar a las minorías. Como os podéis dar cuenta, se trata de un tema atemporal, que está tan a la orden del día en 2024 como lo estaba en los 40.
Thomas Mullen divide la narración en dos puntos de vista que se acaban encontrando hacia la mitad del libro. Por un lado tenemos a Anne Lemire, una periodistas que escribe una columna dedicada desmentir los rumores que plagan la ciudad de Boston, bien sean desinformación del Eje o simplemente maledicencias de la gente. Por el otro, tenemos a Devon Mulvey, uno de los pocos católicos del FBI, que investiga los sabotajes industriales y en general, también los actos de los aislacionistas que pretendían que EE.UU. no entrara en la guerra.
Durante el transcurso de sus respectivas investigaciones, ambos se enfrentarán a una trama de corrupción antisemita con muchas más ramificaciones de las esperadas.
El ritmo del libro está muy bien llevado, tenemos entre manos un thriller histórico con un asesinato que resolver que nos llevará en volandas por sus páginas. Me gustaría destacar la representación de la sociedad del momento, con un especial hincapié en los prejuicios sociales que parecerían desterrados en la tierra de la libertad (¡ja!) y en como el poder de unas palabras dichas con malicia pueden desencadenar toda una tormenta.
También es de agradecer la crítica que el autor lleva a cabo con las medidas especiales que se tomaron durante la guerra, pero que parecen destinadas a quedarse con nosotros por “nuestra propia seguridad”. En este caso se habla de tal o cual restricción for the duration entendiendo que será mientras dure la guerra. Pero es muy fácil restringir las libertades y muy difícil restablecerlas.
Los personajes se notan un poco arquetípicos y la resolución final del misterio, aunque correcta, nos deja cierto sabor a moralina agridulce que quizá no era necesaria. Una lectura relajada y entretenida, que no pasará a la historia pero que tampoco lo pretende.