Quizá la mejor manera de describir un libro de fantasía no sea hacer hincapié en la verosimilitud de sus batallas, pero no se puede negar que uno de los principales alicientes de la lectura de The Shadow of the Gods son precisamente estas escenas de enfrentamientos épicos, que parecen directamente sacadas de una recreación de la época. Al igual que en los más que recomendables vídeos de Miles Cameron, John Gwynne describe de forma totalmente inmersiva los movimientos de cada batalla, de forma que parece que estemos presentes en ese muro de escudos que choca con el enemigo o en esa escaramuza contra unos asaltantes. También es destacable la crudeza con que se describen los resultados de estos enfrentamientos, con más que considerable cantidad de casquería resultante. The Shadow of the Gods no es un libro para almas sensibles.
La ambientación nórdica también está muy conseguida, el autor consigue hacernos partícipes de la dureza de la vida en condiciones bastante extremas. No obstante, el principal motor de la parte fantástica de la historia es una mitología muy atractiva. Hace siglos hubo un gran enfrentamiento entre los dioses y acabaron todos muertos o desaparecidos. Sin embargo, sus descendientes humanos, los Tainted, siguen en el mundo, muchas veces perseguidos y esclavizados por sus características especiales, que les hacen valiosos a ojos de los poderosos. En esta parte más mágica de la narración cabe destacar la presencia de los vaesen, trolls y todo tipo de seres mágicos que pondrán a prueba a los humanos y sobre todo, sus capacidades de lucha.
Los diferentes puntos de vista de la obra están muy compensados y retienen el interés del lector de una forma bastante homogénea. Aunque cada hilo está condenado a encontrarse con los otros, es cierto que durante la mayor parte de la duración de la novela son independientes, pudiendo considerarse como relatos perfectamente válidos por sí mismos. No obstante, al verlos como un tapiz que se va desplegando ante nosotros, se puede apreciar el trabajo impecable realizado por el autor en la planificación de la obra.
También me parece importante destacar el papel de la mujer en esta sociedad de inspiración nórdica. Dos de los tres puntos de vista del libro son de mujeres, y además de mujeres de armas tomar que representan dos papeles muy distintos, la “ama de casa” que se ve obligada a retornar a un pasado que dejó atrás por amor a su familia y la “rica heredera” que renunció a todo por la fama y la gloria eterna. Pero no son solo estos dos personajes, es que hay muchas más que resultan fundamentales para el desarrollo de la historia. No parece que estén en el libro para cumplir una cuota, si no que se encuentran donde están por méritos propios.
Los personajes están muy bien trazados por Gwynne, que ha sido capaz de conjugar el desarrollo de los acontecimientos con la exposición de sus historias sin que en ningún momento tengamos sensación de infodump. Es verdad que al principio podemos andar algo perdidos mientras nos hacemos la composición de lugar y que los desplazamientos de cada grupo por el mundo a veces pueden resultar confusos, pero estos pequeños problemas se soslayan conformen vas avanzando en la lectura.
Recomiendo mucho la lectura de The Shadow of the Gods, a pesar de la magnífica y engañosa portada que nos había hecho suspirar con la presencia de dragones.