La autora de The Stardust Thief tiene un origen ecléctico ya que es estadounidense y kuwaití, esto es algo que se refleja perfectamente en esta historia de djinns, magia y desiertos que da comienzo a una trilogía destinada a hacerse un hueco en el mundo de la fantasía
Hay varias cosas que llaman la atención en la lectura de esta novela. La primera es el maravilloso mundo que crea Abdullah, reminiscente de otras historias de clara influencia árabe pero con personalidad propia, intercalando entre los capítulos propios de la novela relatos que recuerdan a las mil y una noches y que sirven para dotar al relato de más consistencia e interés. Los personajes también son muy atractivos, desde la Mercader de Medianoche a los ladrones y familiares del sultán. El relato sobre la búsqueda de un artefacto mágico se trocará en aventura por la supervivencia cuando entren en acción ghouls y otras criaturas mágicas, pero siempre teniendo presente el objetivo principal.
La magia está íntimamente imbricada en la narración, apareciendo de forma más leve con el uso de artefactos mágicos con efecto discreto o por la propia intervención de los poderosos djinns, cuya historia también iremos conociendo conforme se van desarrollando los acontecimientos.
El ritmo se mantiene bastante bien a lo largo de la novela, si bien es cierto que debido a su longitud en algunos pasajes se resiente. Afortunadamente son pocos momentos, porque la autora ha sabido espaciar juiciosamente los momentos de introspección con otros de más acción. Además, el juego de ir cambiando de punto de vista a lo largo de la novela es bastante equilibrado, no se puede decir que haya una perspectiva que sea eminentemente más interesante que otra.
Resultan también muy atractivas las revelaciones que se van haciendo hacia el tercio final del libro, sin duda semillas para el desarrollo de los siguientes libros. Se nota que la autora tiene bastante definido el camino que tiene que seguir su historia, y va plantando las ideas que serán el origen de las tramas posteriores.
Menos gracia me hizo el cliffhanger del final del libro, algo que parece casi inevitable en los principios de las series, pero que no por esperado me consuela.
Chelsea Abdullah ha conseguido despertar mi interés por saga, así que sin duda me haré con la siguiente entrega.