Me gusta explorar los nuevos autores de fantasía que van publicando, porque aunque algunos pregonaran el estancamiento del género hay obras que se dedican a refutar estas afirmaciones de manera contundente. Ahí tenemos a Josiah Bancroft o Gareth Hanrahan, con otras voces y otras ideas para asombrarnos con sus mundos fantásticos. Quizá sea demasiado pronto para decirlo, pero me atrevería a afirmar que Nick Martell es otro más de esos autores a los que deberíamos seguir la pista sin dilación. Y es que si bien Kingdom of Liars fue un estupendo comienzo de saga, The Two-Faced Queen no hace si no confirmar nuestras sospechas.
Aunque de nuevo el ámbito de la novela está restringido a la ciudad de Hollow, esto es solo geográficamente, porque la ambición del autor ha ganado muchos enteros. Empezaremos a conocer otros lugares de este mundo y sobre todo, nuevos sistemas mágicos que harían pensar a cualquiera que ha escamoteado la libreta de ideas de Brandon Sanderson.
También hay que decir que los personajes siguen creciendo en la novela, tanto los antiguos como los nuevos, dotando de mucha más profundidad e interés a una historia un tanto alocada y que en algunas ocasiones nos obliga a suspender nuestra incredulidad, con momentos totalmente increíbles y algunas acciones que se resuelven casi recurriendo al deus ex machina. Pero creo que da igual, porque nos están ofreciendo emoción y divertimento a raudales, con revelaciones cada vez más epatantes y con apuestas tan altas que resulta muy difícil imaginar con qué nos sorprenderá en la siguiente entrega, porque ya os digo que en esta se ha sacado tantos trucos de la manga que haría palidecer a Juan Tamariz.
Es cierto que en ocasiones esta búsqueda de la revelación y la sorpresa hace que el entramado acabe resultando demasiado intrincado para el lector que pretenda encontrarle la lógica a toda la historia, pero también hay que decir que el autor en ningún momento se salta las reglas que se ha impuesto al principio, con soluciones muy originales a los problemas de pérdida de memoria ocasionados por el uso de la magia, como tatuajes y diarios. Me encanta cuando en una ocasión le preguntan algo a uno de estos fabricators y responde algo como que no se acuerda, pero que es lo suficientemente importante como para habérselo tatuado en un sitio accesible y encuentra la respuesta en su propio cuerpo. Pero esto es solo un ejemplo, ya que los otros tipos de magia que hacen una aparición fugaz en la novela tienen otros costes asociados también muy elevados.
A veces cansa la utilización de los apodos en lugar de los nombres propios de algunos personajes o de las referencias a su linaje en vez de aclarar a quién se refieren exactamente en vez de ir con alusiones, pero me parece que esto es una imposición más del autor para que el lector entre en el juego. Quizá no recuerdes el nombre a causa de la magia, pero puede que utilices el apodo para circunvalar este escollo.
Como ya digo, se trata de un libro muy pero que muy recomendable, que deseo que vea la luz en español, ya que creo que podría tener mucho éxito.