Tengo el firme propósito de conocer más a fondo la obra de KJ Parker, porque tanto su producción corta como las novelas que he leído me han gustado mucho. Sin embargo, es un autor con una carrera bastante considerable, por lo que es posible que tarde bastante en ponerme al día, si acaso lo consigo.
Para empezar, escogí la trilogía The Two of Swords por una razón simple pero efectiva: mi amigo @mertonio se la iba a leer y siempre disfruto mucho con nuestras lecturas conjuntas, así que la decisión fue fácil.
The Two of Swords es una obra que se publicó originalmente por entregas y eso se nota en la propia estructura de la novela, con capítulos que van cambiando de narrador y por lo tanto de punto de vista, pero que siguen un hilo espacio temporal que poco a poco nos va desvelando la historia que Parker desea contarnos. Quizá por esto los primeros compases del libro pueden resultar confusos, pero superado este pequeño bache inicial, la lectura fluye de una forma muy agradable. Todo parece girar alrededor de una especie de baraja de Tarot que tiene mucha influencia sobre las decisiones de los poderosos en el mundo de la novela.
Cabe también destacar que el mundo donde se sitúa el libro es el mismo que otros relatos del propio autor, ya que los primeros personajes a los que conoceremos, por ejemplo, son nativos de Merebarton.
Parker se puede definir como un escritor muy técnico, en dos aspectos diferenciados, tanto en las herramientas que utiliza para su narración, en este caso con cambios de protagonista pero interrelacionando a los personajes a través de los ojos de los otros como también se puede hablar sobre su parte técncia de una forma más prosaica, con sus descripciones de batallas, equipos de asedio y demás parafernalia militar que hará las delicias de muchos lectores como yo que gusten de estos detalles.
The Two of Swords abunda mucho en la inutilidad de la guerra en general, con un empate técnico casi infinito entre los dos hermanos que dirigen las fuerzas de los imperios que se oponen. A pesar del genio militar de ambos, no son capaces de llegar a sorprender a su familiar, de forma que todas las batallas acaban resultando en una ganancia o pérdida de territorio insignificante, alargando una guerra ya de por si costosa para las arcas de cada uno de los bandos enemigos.
También es importante destacar el humor que impregna las páginas de esta historia y de la obra de Parker en general. Es un humor sutil y que busca más el guiño y la sonrisa del lector que la carcajada estruendosa, pero aún así consigue que temas escabrosos como la mutilación o el secuestro tengan otro cariz.
A pesar de la longitud del libro, en realidad solo estamos empezando a atisbar cuál será el derrotero que seguirán las piezas que se van moviendo por el tablero de juego. Esas cartas que poseen características especiales, como una asombrosa capacidad para el tiro con arco o para el espionaje. Muchos de los detalles que se van sembrando en las primeras páginas sin duda cobrarán importancia en los capítulos posteriores que leeré con gran interés, porque si algo consigue este autor es mantenerme intrigada durante toda la trama.