Un relato que ha ganado el premio Nebula y el Sidewise y que ha sido nominado al Sturgeon merecía entrar entre mis apretadas lecturas, aunque solo fuera para saber qué tiene de particular para haber captado la atención de tantos jurados. O tal vez sea porque en el podcast de los VerdHugos me pillaron en un renuncio y he decidido subsanarlo cuanto antes. Tampoco conocía a Vylar Kaftan, así que era una buena oportunidad para leer algo suyo.
La historia alternativa es un subgénero muy atractivo ya que da muchas posibilidades al escritor. Puede escoger cualquier punto de cambio y a partir de ahí desarrollar su narración. En esta ocasión la acción se sitúa a principios del siglo XIX, en un imperio inca que sobrevivió a los españoles pero que cíclicamente se ve sacudido por la plaga de la viruela. A pesar de haber instaurado los principios de la cuarentena, no se ha avanzado nada en la prevención.
Es por esto que cuando llegan unos “americanos” proclamando llevar la cura contra la enfermedad el mismísimo Sapa Inca (máximo dignatario del imperio) muestra su interés. Pero la comunicación es imposible si no se cuenta con los servicios de alguien que conozca los idiomas inca e inglés. Y es aquí donde nuestro protagonista entra en escena, ya que es descendiente de un inglés que le enseñó el idioma en su infancia.
La autora utiliza este choque cultural para explorar las diferentes concepciones que sobre la libertad tiene cada pueblo, el concepto de progreso aplicado a cada sociedad y el valor de la vida humana. Mientras que a los visitantes se les llena la boca hablando de hermandad y de cómo están subyugados por la corona británica, el hecho de poseer esclavos no les provoca el más mínimo desasosiego. Por el contrario los incas, a los que la esclavitud repugna, no dudan en sacrificar humanos para calmar a sus dioses.
Me ha sucedido algo curioso. Mientras leía, la historia me parecía buena, pero luego, cuando me he puesto a reflexionar para escribir este artículo me he dado cuenta de que hay varios detalles que no cuadran. Por ejemplo, el protagonista (le) está contando una historia a su nieto, pero el estilo de “The weight of sunrise” no es oral. Que pueda ejercer su labor como intérprete tras décadas sin hablar en inglés es rocambolesco, al igual que su forma de pensar, que es muy “moderna” para ser un campesino del siglo XIX al que el azar ha elevado a la nobleza. La resolución final me ha parecido algo apresurada, en especial cómo se descubre cierto complot que luego es mencionado solo de pasada.
Sin embargo, todos estos detalles no entorpecen la lectura de esta obra corta. Me encantaría que lo leyerais para comparar vuestras opiniones con las mías, porque como digo durante la lectura no le he visto problemas al relato, las incongruencias las he detectado luego.