Samantha Mills nos ofrece una historia futurista sobre abusos y creencias religiosas, muy pero que muy conseguida en el aspecto desasosegante de ser testigos del maltrato psicológico de las figuras de poder, pero no tanto respecto a la propia historia en sí.
La acción se sitúa en una ciudad cuya población está dividida estrictamente en castas según indicaron en su momento los dioses a los que idolatran pero que ahora se han retirado de la escena. Los guerreros, los ingenieros, los agricultores… todos desempeñan una labor clara y no hay apenas movimientos entre grupos, aunque sean posibles. Una sociedad bastante rígida y dividida en estratos que respeta más las tradiciones antes que mirar al futuro, en la que Zenya abandonará a su familia de estudiosos para cumplir su sueño de pertenecer a la casta guerrera y volar con sus propias alas.
Mills nos ha ofrecido una historia incómoda de leer y quizá ese sea su mayor mérito, porque el resto del libro no deja de ser bastante convencional, con dos narraciones situadas en distintos momentos en el tiempo, cuentos de revolución y agitación y luchas de poder tanto internas como externas. Pero la relación de Zenya con su superior, cómo la moldea desde la juventud para adaptarla a sus necesidades como si fuera arcilla en sus manos, cómo se refleja esa situación de abuso de poder es tremendamente realista y, por lo tanto, difícil de aguantar estoicamente. Me costó mucho trabajo seguir leyendo ciertos pasajes cuando vemos que la pupila es capaz de recurrir a drogas para seguir contentando a la maestra, en una espiral descendente hacia los infiernos de la abstinencia y de la necesidad extrema de aprobación por parte de la figura maternal y de superioridad a la vez. Es tremendamente retorcida la forma en que Zenya va madurando, abocada a una vida de servidumbre y constante entrega a quien no lo merece.
También es importante el tratamiento de los fanatismos religiosos en The Wings Upon Her Back, con la salvedad de que los dioses SÍ estuvieron presentes en el origen de la ciudad, pero es su retirada posterior lo que deja sin guía ni consuelo a sus seguidores. Un poco como en “El infierno es la ausencia de Dios” de Ted Chiang, salvando las distancias, por supuesto.
Lo que falla es la historia que cuenta la autora, no los medios utilizados para mostrarla. Y es que las conspiraciones y los planes de sublevación son demasiado inocentes y los personajes bastante banales en sus conversaciones y motivaciones. Es una lástima porque The Wings Upon Her Back tenía los mimbres para ser una mejor novela de lo que ha acabado siendo.