Me parece que va a haber que añadir a Julie E. Czerneda a mis creciente lista de biólogos canadienses que escriben ciencia ficción tirando a hard. No había leído nada suyo, pero las ideas en las que se basa To Each This World me han parecido interesantísimas.
Nos encontramos ante una novela que no es en sí de primer contacto, porque los humanos de Nueva Tierra ya tienen entablada una relación con los alienígenas, pero las dificultades de comunicación entre dos especies muy dispares no son tan fáciles de soslayar. Me encanta la figura del Árbitro, Henry. Henry es un humano que representa ante los Kmet a toda la población de Nueva Tierra y se vuelve fundamental en estos intercambios, ya que por la particular idiosincrasia de los Kmet, solo pueden dirigirse a un interlocutor específico.
La figura de Henry es omnipresente en todo el relato, con su búsqueda de acuerdos, su forma de mediar en los conflictos y con un espíritu de sacrificio realmente envidiable. Me encanta también que pueda recurrir a su “consejo de sabios” particular de una forma muy ocurrente.
Pero To Each This World no es solo una novela de primer contacto, porque también tenemos naves generacionales, portales para viajes espaciales, inteligencias artificiales que moldean su cuerpo como si se tratara de materia viva, traspaso de mentes entre cuerpos humanos y muchas más. Desde luego, por ideas no se queda corta la novela.
Sin embargo, el ritmo es demasiado lento. Desde muy al principio sabemos que la exploración de Henry le llevará a seis mundos y tampoco es que se entretenga demasiado en cada uno, pero se vuelve un poco pesado. Posiblemente sea porque el misterio que de verdad quería desentrañar avanza demasiado lento, en paralelo con la exploración espacial pero con mucha menos velocidad. Y eso que existen tres puntos de vista en el libro para agilizar un poco la narración, pero sigue sin acabar de convencerme.
Se agradece muchísimo encontrar una novela de ciencia ficción que sea autoconclusiva. Aunque tiene sus fallos, sobre todo en el ritmo, creo que merece la pena echarle un ojo.