Sigo leyendo fascinada las obras publicadas por Claire North, una escritora que está creándose un buen nombre (o un buen pseudónimo) en la comunidad de la ciencia ficción.
En esta novela, la autora utiliza un recurso no excesivamente original (no hay más que leer la reciente saga de Wes Chu sobre Tao), pero le da un giro hasta cierto punto sentimental que le va muy bien.
El recurso es la posesión de otros cuerpos por “fantasmas”. Dicho así no parece muy atractivo, pero es que esta frase no hace justicia a la complejidad de la historia que la autora nos ofrece. Si un ser es capaz de saltar de cuerpo en cuerpo solo tocándolo, ¿no sería prácticamente inmortal? Mientras el cuerpo receptor esté sano, el fantasma seguirá vivo. Si el cuerpo tiene algún problema, basta con cambiar de “envase”.
Con esta premisa, se podrían contar muchas historias y North lo hace. Se basa en un personaje principal y en su larga vida. Pero alrededor hay muchos, muchos personajes secundarios a cada cual más interesante. También cambia en diversas ocasiones de escenario, mostrándonos diversas ciudades como ya hizo en sus novellas de The gamehouse.
La narración es trepidante, con un ritmo in crescendo sobre el que se dosifican algunos flashbacks para que sirvan como contrapunto y también para dotar de más profundidad las biografías de los protagonistas. Esta cadencia alcanzará su máxima expresión en un final acelerado pero para nada confuso, unas escenas con un gran mérito debido a su complejidad.
Quiero hacer especial hincapié en los recursos estilísticos utilizados por la autora. Ya he mencionado los flashbacks, muy abundantes. Pero también utiliza flashforwards, en una suerte de aceleración del tiempo que le sirve para mostrar las confusiones inherentes al método de salto entre cuerpos. Es asombrosa la capacidad de North para jugar con el tempo de la lectura, dilatándolo o contrayéndolo según sea necesario. Me encantaría que escribiera una novela de viajes en el tiempo para verla jugar de nuevo con la cuarta dimensión.
Aunque Touch es una novela de ciencia ficción, también se podría enmarcar sin problema dentro de otros géneros, como el thriller o el misterio por la acción que se desarrolla en ella. Esta mezcla de géneros creo que le sienta muy bien y abre el mercado para otros lectores que quizá no se acercarían a un libro etiquetado como ciencia ficción y que se estarían perdiendo por ello una lectura muy grata.
“Me encantaría que escribiera una novela de viajes en el tiempo”
En cierto modo, The First Fifteen Lives of Harry August es una novela de viajes en el tiempo. Just saying 😉
Si ya sé que me la tengo que leer. Pero ¿cuándo?
Eso es fácil: YA.
Claro. ¿Tienes a mano el interruptor para parar el tiempo? Yo he perdido el mío.
Eso es para aficionados
Aficionados a la ciencia ficción supongo que te refieres.
Venía a escribir lo mismo que el hermano Odo puedo ya veo que nos encontramos ante una conversa recalcitrante a la nueva religión: el northismo
De recalcitrante nada, en todo caso tardía. Y ya sabes que no hay peor creyente que el converso.