Aunque el western no sea mi género favorito, la última novela que leí de Sarah Gailey me convenció lo suficiente como para darle una oportunidad a su nuevo lanzamiento, Upright Women Wanted.
Lo cierto es que me he encontrado con un relato que hace aguas por todas partes. Ni los personajes son los suficientemente atractivos ni el marco histórico está lo suficientemente bien definido como para captar mi atención. Parece que nos encontramos ante una historia alternativa con unos Estados Unidos fascistas que controlan todo el material apropiado para la lectura o el visionado, donde un grupo específico llamado las Libreras se encargan de hacer llegar el nuevo material autorizado a los asentamientos más remotos. Pero ni sabemos cómo se ha llegado a ese estado ni parece que esto influya mucho en la vida de los lugaremos, salvo en la de la protagonista, una lesbiana que ha visto cómo moría su amante por poseer material ilegal.
Al huir de su casa se pega como una lapa a un grupo de estas libreras, que resultan también ser queer. Y parece que esa es toda la justificación para la existencia del libro, algo muy pobre. Parece claro que hay un movimiento disidente pero tampoco llegamos a conocer sus planes. La impresión general que me ha dado es que le faltaba vida a la novela, que ha sido incapaz de interesarme en ningún momento. No me importa que haya habido duelos al sol o que tengan que huir de algunas ciudades a toda prisa por su condición, es que me da absolutamente igual.
Es cierto que la lectura es muy breve, pero ni siquiera este hecho justifica su adquisición. Me he llevado una gran decepción.