Dentro de las lecturas para #LeoAutorasOct tenía pensado escuchar algo de fantasía menos convencional, así que pensé que Will Do Magic for Small Change me vendría como anillo al dedo, con una sinopsis bastante atractiva, que incluye aliens de otras dimensiones que vienen a la nuestra. Ahí he de reconocer que me equivoqué por que el sentido de alien en inglés no es el mismo que el que yo le daba en español, pero es que aparte de esto, la historia está muy deslavazada y me resultaba difícil de seguir, sin llegar a atraparme en ninguna de las dos líneas temporales que utiliza la autora Andrea Hairston.
La novela está protagonizada por la nieta de Redwood y Wildfire, cuya historia también ha contado ya Hairston en otra novela y que quizá debería haber leído antes, pero no he encontrado un orden de lectura sugerido y no fui consciente de este hecho hasta bien avanzada la lectura.
Cinnamon recibe como “herencia” tras el fallecimiento de su hermano The Chronicles of the Wanderer, un libro del que iremos leyendo capítulos en otro momento temporal que pueden llegar a enlazar o no con la propia historia de Cinnamon. The Chronicles relata los azares de ese misterioso alien a final del siglo XIX y resulta muy atractivo el uso que la autora hace de la mitología yoruba y de la cultura africana en general, por ejemplo con las referencias a las mascaradas, de las que también hablaba Nnedi Okorafor en su saga Binti. Pero a pesar del interés del escenario, la ejecución me parece bastante pobre. Es una pena porque me hubiera interesado mucho ver cómo se desarrollaba la historia de una protagonista con tanta fuerza como Cinnamon, pero resulta muy difícil mantener el interés en la historia cuando la propia prosa te va sacando fuera de la lectura. Y eso que yo he escuchado la versión en audio de la obra, interpretada por Tamika Katon-Donegal y Andre Santana, pero aún así resultaba difícil mantener el hilo.
Otros temas que se tocan y que podrían resultar del interés del lector son la sexualidad fluida y el poliamor, pero como digo son buenos mimbres que dan lugar a una obra incompleta.
Me temo que dejaré la obra de Andrea Hairston en barbecho de momento.